Ana Karina Santos. Inaugurada en 1862, la librería Nicolás Moya de Madrid cierra sus puertas de manera definitiva, las razones se traducen en la caída de venta de libros que ahora los lectores encuentran en la red.
La librería médica Nicolás Moya se especializaba en textos de Medicina, esto no significa que los galenos hayan dejado de profesionalizarse, lo que ocurre es que en la red encuentran infinidad de recursos que suplen en gran medida a los textos.
El año pasado otra librería sufrió la misma suerte, se trata de Berkana, un pequeño local que en 1993 se dedicó a la temática homosexual.
La revolución tecnológica con sus pro y sus contras ha traído un duro golpe a la las librerías, en el año 2018, 35 en Argentina cerraron sus puertas, otras 80 atraviesan una grave crisis y podrían cerrar en cualquier momento, según informes emanados por la Cámara Argentina del Libro.
La esencia de los amantes de la literatura se debate entre los textos físicos, el olor de las páginas y el tesoro de almacenarlos para releerlos una y otra vez, hoy día se mantienen en pie, aquellas instalaciones que se reinventan para no perder a su público, tal es el caso de las librerías y bibliotecas en línea.