Esa casa que te cubre
tiene en las paredes y ventanas
voces y misterios
En sus rincones
encuentro atadas palabras
que jamás se pronunciaron
En sus patios y jardines
mis sombras y tus huellas
florecen bajo el sol
de mis silencios
En sus techos
alumbrados por la angustia
aún canta
el gallo atormentado de mis ojos
Por sus puertas clausuradas
penetran en silencio
los fantasmas dormidos
de mis manos
Y cuando la noche
se desprende sobre ella
siento que tu casa
me habita desde siempre.
Elí Caicedo Pinto (2017). Oquedades del silencio. Zócalo Editores: San Cristóbal.