Hasta el próximo 20 de julio estará disponible la muestra artística “Del Paisaje Al Cosmos”, en la sala La Trilla en los espacios de Pdvsa La Estancia, un lugar lleno de magia en el que explorar el arte se convierte en una experiencia irrepetible.
Sobre el trabajo desarrollado en esta muestra bajo la curaduría de Hendrik Hidalgo las artistas Geneth Bizot y Millie Rodríguez, salen de su zona de confort para demostrar una versatilidad única y una vitalidad artística que da cuenta de la gran capacidad creativa y adaptativa de ambas. Si bien es cierto Bizot reveló que seleccionó una paleta en particular para evitar la distracción de espectador y que este se enfoque en el concepto de la obra en sí, destacando la concepción de que el enfoque primordialmente se centra en lo figurativo y en la paleta y lo que el artista quiera lograr. Rodríguez es además una de esas artistas emergentes que se arriesga a mostrarse, en una muestra que ha sido bien recibida por el público y que indiscutiblemente abre las puertas a nuevos espacios
El curador Hendrik Hidalgo sobre el trabajo de Bizot
De la Tierra al Cosmos se pudiese titular esta nueva propuesta de la joven artista Geneth Bizot, cuya formación en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE), le ha permitido adentrarse en uno de los más polémicos e inquietantes futuros posibles: el agotamiento de la Madre Tierra y la colonización de mundos foráneos en el espacio exterior.
Bizot nos plantea de manera visual una dicotomía existencial y destructiva, pues la supervivencia de la vida terrenal dependerá de tal fin, no tan rosa ni sentimental como pareciera, porque implica limitaciones y un enfrentamiento constante a la inmensidad hostil del espacio tiempo, aquel que observa la artista en el cielo nocturno y a su vez, desde lo externo hacia el deteriorado hogar originario que en la eternidad gira alrededor de una estrella llamada Sol.
En la secuencia de obras que presenta la creadora, perdura la ficción, en la que lo humano contempla lo cósmico desde sus propias heridas mentales y carnales, en lo que se deja atrás y la expectativa de nuevos lugares: se comienza por el cosmos en su totalidad e inmensidad finita, plagado de estrellas – mundos inimaginables, pasando por la luna como objeto habitable, hasta llegar a las Ciudades Lunares, como las llama Geneth, en donde la narrativa de lo arquitectónico se diluye en una semblanza poética de lo trágico; y el Gusano cósmico, en donde la posible vida contempla su fracaso como especie, pero viéndonos en un nuevo destino bajo los vaivenes políticos y económicos.
