Caminaba,
Atiendas y tropiezos,
Por los laberintos de la noche
Y, en medio de los silenciosos vacíos
De la mirada de las sombras,
Descubrí, en un acertijo de penumbras,
Los sonidos extraviados de mi ser
Atados a algunas letras de tu nombre
Y a la encrucijada nombradía de tu origen.
Entonces
Supe, bañado de pasos y caminos,
Que caminaba, en círculos sagrados,
Hacia la atadura milenaria
De tu nombre y de tu ser
Guiado, en medio de las sombras,
Por el destello de aquellos sonidos
Tatuados en el horizonte de mi piel.
Hoy,
Observo, oculto y sigiloso
En medio del silencio de las sombras,
Las circunvalaciones de mis pasos
Atados a los designios de tu nombre
Y a la primigenia encrucijada de tu lecho,
Donde los sonidos extraviados de mi ser
Aguardan mi regreso.